Bye Bye Rabbit One

¿Saben lo que se siente llegar un día con hambre y un poquito agotado del instituto, destapar la olla de la cocina y en vez de ver el típico pollo o carnes de res como parte de un guiso un costillar que pertenece a un ser de quien menos esperaba en la olla?

Pues sí, mi madre mandó asesinar al conejo patriarca. ¿Tuvo algún precio su muerte? Sí, 1 Nuevo Sol.

¿Saben lo que se siente oír a tu perro triturar con su hocico los huesos de aquel conejito que acariciaba, daba de comer y jugaba en mi cama conmigo?

¿Saben lo que se siente ver aderezados sus restos? Porque sí, no me parecieron presas sino restos...restos de un amiguito.

Sólo diré que ese día no probé alimento por remordimiento.

Aunque sí sabía que algún día acabaría así pero no quería que este fuera el momento, no quería que él sufriera ni mucho menos pensaba devorarlo.

Sólo sé que nunca probaré conejo.

U_U!

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