"No nos libramos del asco para esto" por César Hildebrandt

Artículo de la sección MATICES del semanario "Hildebrandt en sus trece" N°64.


No nos libramos del asco para esto

¿Tan angurriento es este Alexis Humala que no espera a que su hermano sea oficialmente autoridad para ir en su nombre y presentarse a tentar negocios en la Federación Rusa?
Ollanta Humala tiene una familia extraña. Tiene un padre racista que cree que ser blanco es un pecado peninsular y ser cobrizo un mérito tupacamarista. Tiene una santa madre que, con tanta ingenuidad como puritanismo, dijo alguna vez que si por ella fuera los homosexuales terminarían en el paredón. Tiene un hermano que está en la cárcel porque se creyó Robespierre a mano armada. Tiene otro hermano que lo odia desde las vísceras de la envidia. Y tiene, por último, a Alexis, este CEO de una empresa palaciega que ya ha imaginado, este intermediario de futuras suculencias.
Lo que el presidente electo tendría que hacer es divorciarse de su familia. O, por lo menos, olvidarla por los próximos cinco años.
No es eso, sin embargo, lo que ha insinuado con sus últimos gestos.
Esto de callarse no es fraterno. Es tenebroso.
Y no se trata de exagerar ni de sumarse a los cargamontones de la derecha.
De lo que se trata es de recordarle al presidente elegido por qué muchos optamos por defender su candidatura.
Lo hicimos porque la otra opción era un asco. Y porque era necesario limpiarnos de García, creativo sucesor del asco, albacea del fujimorismo.
Evitamos así que la hija de un monstruo reingresara al poder. Y le quitamos a García el goce que sus amigos de Fuerza 2011 lo protegieran desde el poder.
Matamos así dos pájaros de un tiro.
Pero no nos libramos de Keiko ni nos sacudimos de Caco, el del morro, para que venga Alexis a paletear a la señora democracia, a meterle la mano a la transición, a mearse en el propósito de cambio, a "hacerla" con alfombra roja y cónsul al lado.
No sólo votamos por la familia del presidente electo. Votamos a pesar de ella. Y ni sabíamos de la existencia de este Alexis negociante con cara de licitación y ganas de pendejo.
De modo que estamos preocupados. Sobre todo porque hemos visto al presidente electo huir de la prensa, callarse, salir por puertas falsas. Como si no tuviera que dar explicaciones. Como si ganar lo hubiese puesto por encima del bien y del mal. Como si fuese un imitador de García.
Y la pregunta es ¿por qué?
Si Alexis fue por su cuenta, ¿a qué le teme el presidente electo? Y si no fue por su cuenta sino por encargo, ¿qué oculta este presidente que ha prometido la fumigación del país?
El cuento de que Gana Perú envió al tal Alexis es de risa. Gana Perú no es nada más que Blanca Rosales contestando el teléfono y una sala de estar donde despachan los allegados del presidente electo, con la señora Nadine a la cabeza.
Y nadie puede creer que Alexis, este emprendedor de manual, va a ir a Rusia a hablar con grandotes de la política y la economía sin el consentimiento del presidente, que encima es su hermano mayor.
Quiero creer que Ollanta Humala autorizó el viaje que el entusiasta Alexis le propuso. Y metió la pata. Y para no reconocer que la fregó, no habla. ¿O no fue así? ¿O fue Ollanta quien lo envío? Me da un escalofrío de sólo pensarlo.
Ahora bien, si solo fue un permiso, ¿cuáles fueron los límites impuestos o acordados?
Gazprom quiere ampliar sus inversiones mundiales. Los pesqueros rusos quisieran volver a estar aquí. Los vendedores de armas quizá sueñen con regresar a los tiempos de los T-54 y de los Mig (¿de Hermoza Ríos y Montesinos?).
"Mira qué puedes ir sondeando en materia de cooperación". ¿Eso fué lo que dijo Ollanta?
¿O es que Alexis escuchó otra cosa? algo así como: "Tienes cancha libre".
El asunto huele mal. Siento decirlo, pero huele mal. Mientras más silencio, más olores.
Huele tan mal como eso de estar desmontando, tuerca por tuerca, el prometido programa del cambio tranquilo y con crecimiento inclusivo. Tan mal como eso de prometerle gas a chile, continuidad servicial al Brasil. Tan mal como eso de permitir que la derecha vuelva a creer que es ella la que pone la agenda, la que dicta la lista negra, la que asusta con éxito.
Hace varios días que Ollanta Humala debió decir que a él no habrá hermano que lo tiente, ni dinero off shore que lo preserve, en el futuro, de las pellejerías de la honradez.
Que mire bien a Alan García. que lo mire dos veces.
García era el Humala de 1985, la encarnación del cambio, la promesa que la higiene le hacía a la política peruana.
Que mire en qué terminó todo. Que recuerde de dónde viene la fortuna de este timador que se cree Cicerón pero es García, que se cree Castelar pero es Aznar, que se cree Haya de la Torre pero es Mantilla.
Sí, señor Humala: es posible que el poder pudra, que la plata llegue sola, que la política sea la inmundicia en la que García surfea con cara de loco.
Tenga cuidado.

3 comentarios:

Jc dijo...

Muy interesante punto de vista.

Memo dijo...

¿cuando se jodio el Peru.
cuando llegaron los españoles.
cuando gobierna el Apra

Neko-Daniel dijo...

Mmmm creo que el concepto de "Perú" toma fuerza cuando empieza la etapa republicana. Y pues en cuanto al Apra...ya lo dijo un ex-secretario de ese partido en una entrevista que tuvo con Hildebrandt: "Una cosa es EL APRA y otra es EL PARTIDO APRISTA". O...O!