Sólo bastó escuchar la llegada de mi madre para darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer en el baño, sentí que me invadió un enorme miedo y me apresuré a esconder el objeto punzocortante. Tenía 16 años.
Es cierto que la adolescencia es una etapa difícil, una etapa en la que comenzamos a cuestionarnos y cuestionar lo que nos rodea, a descubrirnos y descubrir cosas, es una etapa de experiencias ya sean buenas o malas. Durante los 16 y 17 años entré en un conflicto mental, psicológico. Alcanzó un poco los 18 y 19 años pero ha ido disminuyendo conforme pasaban las semanas, bueno tampoco voy a decirles que todo me va como en un cuento de hadas, hay momentos difíciles pero díganme: ¿Quién no los tiene?. Ya a mi edad sé que ahora tiene que entrar a tallar la madurez para contrarrestar este tipo de situaciones.
Pero volviendo a esa etapa podríamos decir que era una especie de emo, aunque no de aspecto, sino que todo estaba en mi cabeza. Discusiones de por medio, poemas que salieron de mi mente y que publiqué anteriormente, en fin. Pero fue quizás ese intento de suicidio el cual sentí que ya estaba cruzando el límite luego de darme cuenta de ello.
El mundo es tan grande, hay muchísimas cosas por las cuales hay que ver y oír, me he puesto ha pensar que si quizás a los 16 hubiera logrado mi cometido me habría privado de descubrir música, de ver cosas y de conocer gente maravillosa en estos últimos años.
Y claro, hay mucho más por conocer, ver, oír, descubrir, me da mucha curiosidad y emoción. ¿¿Y me iba a perder todo eso???!! Y vamos! claro que he tenido a lo largo de estos años experiencias buenas y malas, eso es algo que nos sucede a todos, pero siempre que se nos cierra una puerta se nos abre otra, así de simple.
Estoy feliz, quisiera tener más pero veo que eso vendrá con el tiempo.
Saludos!
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