Artículo de la sección GANGAS del semanario "Hildebrandt en sus trece" N° 68.
Digno de Ripley
Abusos sin nombre perpetrados por una empresa que se burla del ministerio de Trabajo, paga en muchos casos 100 soles de sueldo básico, persigue al sindicato con todas las armas a su alcance y puede pagar 73 soles en concepto de horas extras trabajadas durante ocho años.
Abusos sin nombre perpetrados por una empresa que se burla del ministerio de Trabajo, paga en muchos casos 100 soles de sueldo básico, persigue al sindicato con todas las armas a su alcance y puede pagar 73 soles en concepto de horas extras trabajadas durante ocho años.
Sueldos bajos y congelados desde hace años, contratos temporales, horas extras no pagadas, hostigamientos hacia los trabajadores que se afilian al sindicato. Mientras el emporio de la empresa chilena Ripley sigue creciendo, sus trabajadores continpuan cobrando sueldos irrisorios desde hace catorce años y sus derechos laborales hibernan. La semana pasada, frente a la sucursal de San Isidro, se agolparon no cuatro gatos sino más de doscientos trabajadores del Sindicato Único de Trabajadores de Ripley. Es que están hartos.
Para Ripley, el Perú es el paraíso de la explotación, el reino de la mano de obra barata. Desde que fué fundado, el sindicato ha buscado que la empresa suba los sueldos hacia un monto digno: los 600 soles mensuales. Lo que pasa es que a cajeros y a vendedores por departamento les pagan 100 soles mensuales como sueldo básico y el resto es una suma de comisiones por cada venta. "Somos comisionistas y no trabajadores", explica uno de los huelguistas. En consecuencia, los trabajadores se ven obligados a laborar más horas diarias para ganar más. "Si sé que mañana hay una campaña de fin de semana, un cierrapuertas, por ejemplo, tengo que venir a trabajar para ganar más dinero", dice Miriam Alvarado, una cajera de 29 años en la empresa. En Chile, Ripley les paga a sus dependientes un básico equivalente a 400 soles. El "roto barato" también fue una política impuesta por Pinochet. Aún así, los trabajadores chilenos reciben cuatro veces el básico que se les abona a los empleados de Ripley en el Perú.
Y sobre los contratos laborales, es política de la empresa contratar personal bajo la modalidad de contratos temporales. "Cuando los trabajadores están a pocos meses de cumplir tres años laborando en la empresa -dice Hugo Visosa, miembro del sindicato- automáticamente Ripley les hace firmar su renuncia para volver a contratarlos con un nuevo contrato temporal o simplemente los despiden. Todo para que el trabajador no pase a planilla", agrega.
Y mientras en Ripley Chile a los trabajadores les pagan las horas extras de acuerdo con la remuneración vigente, aquí en Perú la jugada es diferente. Un ejemplo: Iris Medina tiene 9 años y medio trabajando en la sección Novios de la empresa. Hasta el 2010 cumplió jornadas de hasta doce horas diarias. cuando reclamó por sus horas extras, Ripley le respondió con un cheque que marcaba la ínfima suma de 73.43 soles por todas las horas acumuladas en ocho años.
"Para aparentar que cumple con la ley, la empresa está repartiendo cheques por montos de hasta 500 soles entre algunos trabajadores para compensar las horas no pagadas. Sin embargo, son montos irrisorios", dice Hugo Visosa. "Incluso, Ripley llegó a decir que su sistema de cómputo había perdido la información sobre la marcación de asistencias y que, por lo tanto, no había forma de comprobar cuántas horas extras habíamos trabajado", agrega. Otro de los huelguistas, Paul Fernández, apunta: "A algunos, los supervisores nos obligan a marcar las tarjetas de asistencia después de ocho horas de trabajo e inmediatamente nos exigen que volvamos a nuestros puestos. Obviamente no nos pagarán por las horas extras laboradas".
Luis Huamán, operario del almacén de Ripley en Villa El Salvador, testimonia: "Gano 650 soles al mes. Mi sueldo sigue congelado desde hace años. Ingreso a trabajar desde las 7 de la mañana y mi jornada termina a ls 10 de la noche. Por cada hora extra, la empresa me paga 1.80 soles. A veces, hasta dos soles".
Los trabajadores de Ripley tienen la impresión de estar en un túnel sin salida. A pesar de que la empresa ha sido sancionada cuatro veces por el ministerio de Trabajo el 2010, las condiciones laborales siguen siendo las mismas. Fue multada con 72 mil nuevos soles por restringirles a los trabajadores la libre afiliación al sindicato. Tiene que pagar 11,880 nuevos soles por contratar trabajadores bajo modalidad temporal, más otros 47,520 y otros 72,000 nuevos soles por la misma razón por el personal contratado temporalmente en diferentes sucursales de la empresa.
Es que la ley que impera en Ripley es la ley del mercado en la versión Chinochet. "Sindicato" es una mala palabra. "Todos los meses vemos a compañeros salir cuando se afilian al sindicato", dice un cajero. "A un compañero lo ascendieron al área de electrodomésticos, quue es donde más se vende, con la condición de que se desafilie del sindicato. Pero una vez que lo hizo, lo devolvieron a su área", comenta otro. "Nos han prohibido inscribirnos en el sindicato con la amenaza de que no nos renovarán el contrato", agrega alguien más. "Tampoco nos otorgan licencia sindical a los miembros de la junta directiva", dice Mirtha Llanos, secretaria general del sindicato, que tiene cuatro años de creado. "¿Quieres ascender' Entonces, retírate del sindicato. ¿Quieres ser supervisor? Entonces, renuncia al sindicato. Esa es la política en Ripley", agrega Llanos.
"A Ripley sólo le interesa que sigamos en el parámetro de vender y no seamos conscientes de nuestros derechos. Para al empresa sólo somos unos códigos, no somos seres humanos", dice Paul Fernández, otro integrante de la junta directiva del sindicato.
Al segundo día del paro de trabajadores de Ripley, la expresión más común entre los huelguistas seguía siendo la misma: "La empresa no quiere negociar el pliego de reclamos". Y una de las sindicalistas, Mirtha Llanos, ha dicho que el planteamiento más provocador de la empresa ha sido subir en dos soles el monto para movilidad que se otorga a los trabajadores que vuelven a su casa pasadas las once de la noche. "Es decir de diez a doce soles", dice Llanos.
Uno de los huelguistas se acerca para contarnos algo: "Hace años ña empresa me acusó de robo de información sólo porque puse a cargar un MP3 en la computadora de una de las cajas. Quisieron despedirme pero no pudieron porque era trabajador con contrato indefinido". Otro empleado, Guillermo Díaz, dice que la empresa lo acusó por robo de varias cámaras digitales por un monto de 60,000 soles, por lo que está comprendido en un juicio penal. "Ripley tiene seguro por pérdida o robos pero cuando se pierde algo, o cuando nos pagan con billetes falsos, nos descuentan a los trabajadores", señala otro de los huelguistas.
Ricardo Mori Barrera, quien trabaja desde hace 9 años en la empresa, dice que recién cuando la inspectoría del ministerio de Trabajo se acercó a la empresa les pusieron sillas a los módulos de las cajas. "Ripley quiere que atendamos parados. Entonces trabajas doble, como cajera y como vendedora de atención al cliente. Y no contentos con eso, nos obligan a vender seguros por accidentes", cuenta Miriam Alvarado. "La amenaza es: si no vendes, no te renovamos", agrega.
Ripley ha crecido durante los últimos catorce años y ahora tiene 16 tiendas en Lima y otras en cuatro provincias. "Ripley tiene dos discursos. Por un lado, se muestra hacia el cliente como una empresa arrolladora y lujosa, y por el otro, le dice al trabajador que hay pérdidas y que por eso no puede atender reclamos", informa el cajero Giancarlo Cornejo. Lo cierto es que Ripley suele promocionarse en sus notas de relaciones públicas haciendo anuncios como este: "Continuando con su expansión en Perú, la empresa realizó una inversión de 25 millones de dólares en tres nuevos locales". O este otro: "La empresa tiene previsto invertir 1.136 millones de dólares en sus proyectos de Perú y Chile".
Ripley fue citada ante la Comisión de Trabajo del Congreso el año pasado pero el gerente corporativo, Sergio Collarte, no acudió alegando que la ley no obliga a las empresa privadas a ser citadas por el Estado. "El Perú no es una chacra para que vengan a hacer lo que quieran", dice uno de los sindicalistas. Ellos consideran, además, que el ministerio de Trabajo está pintado en la pared: "Es sólo una instancia administrativa. Lástima que varios de mis compañeros tengamos que recurrir hasta el Poder Judicial para arreglar nuestros problemas. Como sabemos, los juicios en este país duran una eternidad", señala Mirtha Llanos, secretaria general del perseguido sindicato. Ripley no ha cedido un centímetro. Los funcionarios de la empresa no aceptan reunirse con los representantes de los trabajadores. Esperan que el ministerio de Trabajo convoque a una reunión. Como las muchas que han habido en los últimos años. De Ripley.
2 comentarios:
Interesante lo que dices sobre ripley ya que eso poco se sabe y mi amigo iba a trabajar en esa empresa de operario de almacen pero con lo que dices , no fue ya que es una boca del lobo y solo hay explotacion aunque dicen que pagan bien pero como sera una cosa es decir en sus anuncios y otra cosa es que sea verdad
No es que lo diga yo, nótese que el post pertenece a un artículo periodístico del semanario "Hildebrandt en sus trece". Lo transcribí porque me pareció interesante y como bien dices, muy pocos sabemos eso.
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